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jueves, 23 de noviembre de 2017

SÍNTOMAS DEL VIH/SIDA

Como ya comenzamos a explicar en entradas anteriores, las personas que se infectan con VIH no empiezan a tener síntomas inmediatamente si no que se sienten sanas durante mucho tiempo. Cuando una persona se infecta, empieza a mostrar una serie de síntomas entre 2 y 4 semanas después de la infección pero estos  no son importantes, por eso decimos que se sienten sanas. Entre estos síntomas, que son similares a los de la gripe, podemos encontrar:


  • Fiebre y dolor muscular
  • Dolor de cabeza
  • Dolor de garganta
  • Sudoración nocturna
  • Úlceras bucales
  • Ganglios linfáticos inflamados
  • Diarrea
  • Incluso infección por hongos (candidiasis)
           
        Candidiasis



 
Úlceras bucales
                               

Durante estas primeras semanas, hay una gran concentración de virus en nuestro organismo de modo que es más fácil transmitirlo a otras personas. La infección aguda por VIH progresa durante semanas, incluso meses, hasta convertirse en una infección asintomática, es decir, sin síntomas. Esta etapa puede prolongarse durante 10 años o más, es por esto que las personas no tienen ninguna razón para sospechar que están infectadas.

Es importante recordar que una persona infectada, es decir, que porta el virus, puede transmitirlo a otras personas independientemente de si presenta síntomas o no.

SÍNTOMAS TARDÍOS DEL SIDA

Como ya sabemos, el VIH destruye las células del sistema inmunitario conocidas como células T4. Sin estas células nuestro organismo presenta dificultades para combatir las enfermedades, lo que hace que sea más propenso a enfermar gravemente por onfecciones que normalmente no causarían daños.





Una persona presenta SIDA cuando contrae infecciones ``raras´´, denominadas enfermedades oportunistas, ciertos tipos de cáncer o tiene un recuento bajo de células T4 en la sangre.

Una vez que la infección avanza y se desarrolla el SIDA, podemos encontrar diferentes señales entre las que están:

  • Aftas (revestimiento espeso y blanco en la lengua o la boca)
  • Dolor de garganta
  • Infecciones graves por hongos
  • Enfermedad pélvica inflamatoria crónica 
  • Cansancio persistente, mareos y aturdimiento
  • Infecciones graves recurrentes
  • Dolores de cabeza
  • Pérdida brusca de peso
  • Formación de hematomas con más frecuencia de lo normal
  • Diarrea, fiebre, o sudores nocturnos durante mucho tiempo
  • Glándulas inflamadas o duras en la garganta, las axilas o la ingle
  • Episodios de tos seca y profunda
  • Sensación de falta de aire
  • Protuberancias violáceas en la piel o en la boca
  • Sangrado de la boca, la nariz, el ano o la vagina
  • Adormecimiento de las manos o los pies
  • Pérdida del control sobre los músculos y los reflejos
  • Incapacidad de movimiento
  • Pérdida de fuerza muscular
  • Erupciones de la piel




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