Aunque el SIDA continua siendo una enfermedad incurable, se han desarrollado una serie de medicamentos que permiten al afectado conseguir una vida prácticamente normal. Estos medicamentos son los denominados antiretrovirales, que tienen la función de impedir el replicamiento de los virus del VIH, consiguiendo por tanto, un aumento en el recuento de glóbulos blancos, y una reducción de la transmisión del virus.
El tratamiento contra el sida debe comenzar cuanto antes, especialmente si se trata de una paciente embarazada, un paciente que ya tenga otras enfermedades relacionadas con el SIDA, o los pacientes en un estado muy temprano de VIH. Dependiendo de las características de cada persona, se elegirá uno de los seis régimes de tratamiento posibles.
Aunque este tratamiento tiene muchos beneficios en la persona, también tiene algunos riesgos:
- Efectos secundarios: Aunque el medicamento actúa totalmente diferente en cada persona, se han recogido una serie de efectos comunes: dolor de cabeza o mareos, inflamación de la garganta y lengua, o lesiones en el hígado.
- Interacciones medicamentosas: En un régimen para el tratamiento del SIDA, los medicamentos pueden interactuar con otros medicamentos del mismo tipo, o con vitaminas o suplementos nutricionales. Esto puede causar una disminución o aumento del efecto del medicamento en el cuerpo, o causar otros efectos secundarios indeseados.
- Resistencia a los medicamentos: En ciertos casos, el virus del VIH puede mutar dentro del cuerpo, llegando a causar cepas resistentes a los medicamentos. El incumplimiento del tratamiento contra esta enfermedad, aumenta las posibilidades de que haya una mutación en el virus, y por tanto que aparezca resistencia y fracaso del tratamiento.
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